No es tanto por el saber de la tarde,
este camino de sombras
que me llena de oscuridad al respirar,
ni lo es tampoco por el frío,
húmedo de lluvia,
que aunque lejana
ha pasado al mediodía
por encima de nosotros…
es más el tenso cordel metálico
que sostiene lo interminable,
dura sensación en la que el viento
asume su papel de demiurgo
y señala con su voz
el ronco sendero de la desolación.
f.
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