Cruzarás el verbo y en ese instante
cada gemido será tuyo
como un renacer a la luz.
Sabrás morir en el desfiladero de mis muslos...
te batirás en las olas,
navegarás en mi hoguera,
caerás y te levantarás una y otra vez
mientras, enhiesto, el golpe de remo te estremece.
Desnuda como un otoño sin hojas
sentirás crecer tu deseo.
Cada sílaba tendrá mi nombre
y en tu gemido acabaré siendo
el maldito que rompió la noche...
Este viaje conmigo ha de comerte el alma.
f.
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