Ahora que me dejas la soledad como un regalo,
un regalo pequeño,
un disparo que tiene
el dolor de una bala,
la lumbre acuosa y sucia
que derrama el silencio,
la que mata desde dentro,
la que deja solo
la tibia presencia del recuerdo.
Ahora que tienes mis dedos cortados
al lado justo de tu almohada,
como si fueran, inertes,
a darte una última caricia...
puedes escribir con ellos un último verso
que tenga junto a tu aliento
unas pocas gotas de mi sangre.
f.
1 comentario:
Me encanta, es preciosa que tierna
Publicar un comentario