Un 20 de Junio en Concarneaux
Al oeste de Bretaña, junto al mar, tardó en llegar la noche.
El sol se hundía en el océano fundiéndose en el aire
y nos dejaba para el recuerdo un eterno y rojo resplandor
que tiznaba el agua, los árboles, las casas...
Nos mirábamos sorprendidos y en silencio
con nuestra piel enrojecida,
mientras los objetos nos parecían casi inmateriales
y el reloj sobrepasaba las once de la noche
sin poder prever todavía el final de ese crepúsculo.
f.
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