Olvido los epitafios, las últimas palabras asesinas...
no sirve echar de menos
mientras los muertos se erizan en su propio deshacer.
Yo quiebro y mutilo la entrada a los cementerios,
odio el culto a lo que solo se tiene en la memoria...
No me busquéis en los caminos de cipreses,
yo el silencio lo suelo habitar entre los pájaros.
f.
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