Poema XIV
Pulsaba una nota, tres o cuatro más,
antes se había acercado al piano con gestos de oso
y creado una expectación en el público,
las notas hervían en la mente de los que le escuchaban,
Monk dejaba la melodía abierta
y un mar sonoro se expandía entre el silencio,
la música, su música, empezaba a respirar en el local
y hacerse dueña de las voluntades.
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