Poema VIII
Las calles de Nueva York eran del invierno.
Solo los taxis amarillos recorrían la noche.
Al día siguiente en Jazz Hot se leería la gran crónica.
Todavía sentía frío, ni el alcohol lo podía someter.
En su mente resonaban las notas,
las últimas parecían un epitafio,
todavía estremecido no encontraba asidero a esa angustia.
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