Rehago la suma imprecisa de la noche.
Nunca vuelven a ser uno y uno un par.
En lo imperfecto de cruzarme contigo
añoro la percepción del amanecer,
el gesto de tu mirada al inundarte la luz,
el sonido primario de tu cuerpo,
la ausencia de un nosotros
cuando todavía respiras otro instante,
lejano y ajeno a este acantilado sin sombras,
mientras que en la avenida
empiezan a cantar los pájaros.
Nunca vuelven a ser uno y uno un par.
En lo imperfecto de cruzarme contigo
añoro la percepción del amanecer,
el gesto de tu mirada al inundarte la luz,
el sonido primario de tu cuerpo,
la ausencia de un nosotros
cuando todavía respiras otro instante,
lejano y ajeno a este acantilado sin sombras,
mientras que en la avenida
empiezan a cantar los pájaros.
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