Sopla el viento de tormenta
y hay cenizas en el bosque.
¿Cómo no arrojarlo todo
al fuego interno que nos invade?
Predigo el calor del amanecer,
todo el verano cayendo sobre la herida,
la luz, como un cristal liquido y ardiente.
Vuelve el silencio y trae en su boca
la sed de la noche.
Deja en los labios semillas sin nombre,
sílabas que solo traen las sombras.
f.
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