Traigo, a veces,
demasiadas palabras
envueltas en silencio.
Unas huellas de serpiente,
los pasos que deja la noche,
la humedad del frío,
lo ardiente de la nieve.
Solo soy un hombre y una sombra,
como todos los que me rodean...
con el hurgar mordido por el tiempo,
con ese deseo de ser lo que se sueña
y saberse tan vencido, sin recursos,
cuando enfrente de su palabra nace un muro.
He aprendido a crecer como la hiedra,
a levantarme después de la caída,
a ser del viento, de los pájaros, de la lluvia...
todas las verdades que me deja un instante
en que la vida me lanza hacia adelante.
f.
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