Murmuro despacio ciertas cosas
como hace un viejo a sus muertos.
El agua de la lluvia me recorre,
me empapo de esas calles mías,
soy los restos de mi memoria, los restos de mi vida.
Vuelve a ser la tarde débil regazo donde esconderme.
Hay ciertas sombras que acarician mi espalda
mientras se va yendo el invierno susurrando venganza.
Escucho al viento golpear los cristales,
abatir las banderas y silbar en los cables,
zarandea los desnudos árboles de hojas y de pájaros
y dibuja en la avenida un tiempo de ausencia,
un ir y venir de papeles sin nombre,
la incierta medida anónima donde tributa la soledad.
f.
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