Vienes de la noche,
el lugar
que en el filo de un susurro
habitamos juntos.
No temas perderme,
nunca tuve decoro
en guarecer mi cuerpo
cuando la prisa
me trajo el incendio y la vela.
Desnudo corazón,
ahora sabes del dolor,
quizás no vuelvas a decir te quiero
aunque siga teniendo la llama
con que encender el fuego.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario