Sé que la vida va en serio,
no me hace falta leer al gran poeta para saberlo.
La vida va en serio
cuando sabes sentir esa sensación
que deja en la piel la cuchilla cercando tus muñecas,
o el frío estremecido que palpita en tu lengua
al percibir lo helado del filo del acero.
La vida va en serio
cuando te sientes como un jarrón de cristal,
hecho añicos, al caer al suelo,
y nada deja de tu vida en pie al romperse.
Sostenerse ante esto es lo que nos pide el silencio,
rehacer cada signo de ti mismo,
revivir en cada verbo, curarte,
y de los escombros posibles de tu fracaso
aprender para que todo tenga,
por lo menos, un mañana.
f.
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