Sé que ahora soy parte de la oscuridad,
lo que rodea al silencio con pasos lentos, quedos, sin sonido.
Tal vez la sombra, mi sombra, sea un derviche
que absorbe mi claridad y baila hasta la extenuación,
mientras yo, me he ungido de los verbos tiznados de lumbre,
he bebido el agua turbia que traen a mi boca las tormentas,
encendido lámparas amarillas y velas azules en medio de la soledad
y me he estremecido ante el eco continuo que ejecuta mi corazón,
bombeando sin parar preguntas que duelen,
lágrimas, que me dejan inmóvil ante el asombro de mi mismo.
Todo lo que llevo encima cabe en mis manos...
desabotono mi camisa, abro agujeros en mis bolsillos,
caen las monedas al suelo con su sonido metálico de níquel,
nada reservo a nada cuando caben mis palabras en un poema
y siento que al escribirlas tiemblo, noto mi palidez,
y escucho dentro un ruido intenso,
el que produce un salto inagotable de agua que me ahoga.
f.
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