Sostengo una palabra, es un yunque entre las nubes del cielo.
No hay pretextos que sirvan cuando detrás de la nada viene la verdadera nada,
y ese caer sobre el abismo de lo que no tenemos, de lo que no somos.
El sueño, como una vela al viento, viaja hasta los extremos,
y entonces no hay más allá de la noche más que otra noche,
con su reserva de humedad, su tránsito de horas, la sed pretérita,
cada una de todas las sílabas imperfectas que la razón normalmente deshecha
f.
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