Mis manos traen demasiadas querencias olvidadas,
ira deshecha entre sus surcos
como el fuego crepita en la ceniza,
el afán de otros cuerpos,
el tiempo perdido en los deseos,
luz y sombra tiritando en las noches,
tanta soledad envuelta,
a veces, en una sola caricia.
f.
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