Una noche te dije- Quien no tiene secretos
nunca tendrá piedad.
B.Prado
Escuché la sinfonía de la tormenta,
el incesante canto del viento en los cristales,
rumor de truenos en la distancia de una respiración.
Después que azul era el silencio
con su murmullo antiguo de miedos de infancia.
Como quemaba una caricia que rozaba el límite del deseo
y recogía con el vértigo el aroma de un ramo de rosas.
Hay verbos que arden por dentro con eternas brasas
y sus cadenas se dejan oír toda la vida.
f.
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