Ahora se han abierto los silencios,
una lluvia que arrecia con el viento
o es parte de un polvo que deja su secuencia entre los dedos,
la argucia del tiempo que latido a latido nos consume.
Y debajo de nosotros hay otro yo
que echó raíces contemplando el cielo,
viendo irse lejos los pájaros, partir los trenes,
acabar todos los veranos con la luz de septiembre...
un hombre gris que puebla de interrogantes
y de arena tus viejos zapatos.
f.
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