Temprano el aguacero desnudará la sombra
y un corazón que enrojece al atardecer
quemará la luna con las brasas del incendio.
Vendrás sin rosas y será invierno,
en el azul de mi piel escribirás tu nombre,
dejarás tus manos expuestas a la devoción de mis labios,
y en el templo de tu vientre
laboriosas abejas me darán su néctar.
Mientras, el mar, sin nosotros,
tendrá preguntas de bruma en los muelles vacíos
y el silencio en las alas de los pájaros marinos.
f.
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