Desaparecer como un silencio sin eco,
cuando la palabra solo guarda el estero del otoño
y la humedad es la urgencia de la lluvia.
Solo, sin ambages que cubran la luz,
no temo al caer continuo de los astros,
soy de la noche y del deshacer inequívoco de los planetas...
Puedo ser la derrota,
la que a fuego queda marcada en la piel
y adentro crea un vacío de ceniza y humo.
f.
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