Y vuelve despacio la tormenta
como si solo nos tuviera a nosotros para descargar su furia.
Mejor sería arrancar estas raíces,
perdernos en la maleza,
ausentarnos del otro
como si solo el horizonte fuera la distancia
y un corazón no tuviera más allá
que dejarse llevar entre sístole y diástole
al fin de las palabras, al lugar de los silencios.
Ahora hace frío
- es tan extraño este frío de verano -
y me cala los huesos la humedad y el viento...
Vuelvo a describir un jeroglífico,
deshago nudos, releo viejos poemas,
quito nombres donde solo decía "tú"
y aún así y todo, los guarismos, las cifras,
las ventanas con la lluvia,
los pronombres que tienen valor de infinito,
la música que suena adentro,
todas las flores que hoy han caído
vencidas por la tormenta,
no van a ser más que parte de la trama,
ahora que silenciosos callan los pájaros
y dejaron de tañer, lejanas, las campanas.
f.
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