"Entre pedazos de palabras
y caricias en ruinas,
encontré algunas formas que volvían de la muerte".
R. Juarroz
No he encontrado el silencio, solo su huella,
un murmullo que viaja en el viento oscuro y negro de la noche.
Mis manos se pierden en rincones de hambre,
no vivo más allá de estas horas anónimas.
¡Qué difícil se vuelve respirar en medio del páramo!
Hay en mi costado izquierdo un ábaco con cuentas moradas,
unas rosas caídas ante mis pies descalzos,
cierta verdad en lo que contemplo.
Me he desnudado en la noche,
me impregno de ese tinte de lumbre
en el que la distancia te disuelve...
Es cierto que toda muerte deja sus secuelas,
hasta para los que volvemos desde su lejanía
y nos ha rozado su guadaña...
dejándonos para siempre
el aroma metálico de su presencia.
f.
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