Hurga en mí la sed.
Instantes en que las sílabas se disuelven en el agua
y soy un río que busca devorar la amplitud de la espera.
Temo morir entre sus muslos,
ese viaje entre espadañas y fuente de murmullos.
Me quemo en las horas,
cuando su cama tiene aromas de otros días,
un pasado de insomnio y pájaros negros.
f.
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