He saboreado la muerte en medio del fuego del amanecer,
entre las hojas secas y los últimos copos de nieve.
La aritmética de los números
deja la nítida transparencia del dolor.
Una a una, las palabras viven en los labios su último viaje,
después volarán los pájaros,
se escuchará el viento redimirse en las copas de los árboles
y luego el silencio, como perpetuo habitante de la tierra,
tendrá un reino de huellas y sombras donde contemplarnos.
f.
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