Dónde irá a parar mi corazón de mimbre,
dónde las estelas blancas del cielo,
la mirada perdida de la noche,
lo que calla un pájaro cuando llega al bosque.
Dónde desaparece lo gris, lo azul,
el rojo carmesí de una pasión…
A veces, cruzo un puente, miro lo oscuro del agua,
pienso en que yo podría ser un ahogado oscuro
arrastrado por lo caudaloso del río.
Nunca hay lumbre en esas horas aciagas
en que estamos solos.
siendo un instante de respiro
entre dos horas muertas.
f.
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