Después de ocultar la luz y apagar los focos,
empaquetaré la sombra
con palabras tiznadas de silencio,
versos que abandonan la humedad del abismo.
Solo el miedo nos da la vuelta a las manos,
las rompe y deshace en vértigo,
forma columnas de humo
que se pierden en la oscuridad.
Sin flores, sin promesas,
solo con pájaros y nubes,
dejaré un camposanto de cruces anónimas,
un volver a existir desde la nada.
La norma será no regresar a la ternura,
la urgencia es la renuncia,
no templar la boca con otra boca
que busque como tú lo inconsciente,
el lado estremecido de tu otro yo.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario