De un extremo a otro siempre hay soledad.
Desde mis manos a las suyas, el abismo,
una mirada mirando a la otra,
una frontera de sílabas ardientes,
un esperar que la nieve nos cubra.
Desde mi soledad construyo un yo
que escribe nombres y signos
como nudos y pasos que dejan el eco y la huella,
ciertos deshechos de una obra inacabada.
A veces, cruzar las líneas y rendirte al enemigo
puede ser la única manera de vencer.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario