Cómo no ser la noche dentro de la noche
cuando la luz se hace de nosotros y se hunde en la piel
buscando en cada poro un punto de apoyo,
un lugar habitado donde reencontrarse.
Cómo no abrir las manos
y templar cada esquina de esta holgura nuestra
que nos deshace en lluvia y en silencio.
Ha vuelto la palabra con su orden de camisa blanca,
la sombra tiene el color azulado de la calma…
tú sabes que nunca hemos construido una torre sobre la arena
pero ahora solo nos queda vivir este instante,
al borde del océano, entre marea y marea.
f.
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