Uno no puede explicar todas las cosas que le rodean,
ni siquiera esa estancia vacía donde siempre dormía el laberinto.
Soy tan solo un pequeño reguero de agua
en medio de un campo de labor
o el haz amarillento de una hoja perdida en el barro,
tan solo la somnolencia que deja una tarde solitaria de invierno.
No vuelvo atrás, no hay prisa,
solo contemplo los muelles en silencio
con el dolor de un día de lluvia.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario