No hay márgenes que nos amparen dentro del silencio.
¿Dónde queda la violencia de la soledad?
¿Cuándo seremos carne con carne abrasada en el fuego?
Hay un bosque donde escondernos
mientras una luz de astros ahoga a los peces.
Escucho a los pájaros silvestres con su canción de abandono.
La sombra fresca del amanecer todavía sabe de mí,
anochece en mi boca
y solo quedan huellas de mi paso para tus dedos.
Pero yo sigo buscando viejas sendas
e islas derramadas como lágrimas
sobre un instante de sábanas y cuerpos anudados.
Cuanto miedo tienes a la noche y al amor como ofrenda.
Perdóname por ser parte de ti
y no alcanzarte nunca soñando.
f.
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