He abierto la tierra con la besana de mis dedos.
Tu cuerpo se entrega a mí como el silencio arde en la llama.
Ciertas palabras guardan el fuego de los astros y los murmullos de los planetas,
y aún así, el agua trae oscuras sílabas que han de inundarnos.
Viajo por ti, esta distancia no sabe de márgenes ni orillas,
y estos centímetros que nos da la noche
vienen a morir en mí,
como los restos de un naufragio
que nos recorre cada vez que nos damos al abandono.
f.
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