Frecuento una línea difusa que me acerca al desierto

Frecuento una línea difusa que me acerca al desierto,
un lugar al sol del invierno,
donde los viejos entablan murmullos de complicidad con la muerte
y hacen de cada silencio un golpe de viento.
Existo, sé que existo y sé que respiro en medio de la noche,
soy como una melodía que toca un jazzman
en su viejo saxofón tenor
trayendo de lejos unas pocas notas que recuerda...
Así y todo no es la poesía la que deshace el verbo de las rosas,
ni los labios se rompen al besar la nieve,
justo hay que decirlo:
somos demasiado crédulos con las palabras.
Ellas cabalgan al galope de una estampida que hiere y mata
cuando entra en tu corazón de selva,
lo hace como solo puede hacerlo una caricia,
o una daga que se envuelva en una serpiente
y deje su veneno inyectado en la sangre.
Entonces no hay más respuesta que la misma que tienen los surfistas,
esperar la ola perfecta, el verso que está llegando,
una marea que va a darte un billete a la salvación.



f.