Pregono un largo sacrificio donde se vence la entrega,
ardiente desnivel del deseo,
lumbre y fuego donde combatirnos.
Tú y yo somos dos náufragos de la noche,
quizás tengamos de nuevo
el valor de deshacernos el uno en el otro,
de entregarnos sin mesura…
morir es algo inapreciable
cuando tu cuerpo se da
esclavo a mi crueldad de amante,
y tú renaces para hacerme morir,
una y otra vez dentro de ti,
sin esperar nada más que el amanecer.
f.
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