En esa senda y en un hilo de luz abandoné su cama.
Respiraba todavía envuelta y entregada por sábanas y sueño.
Mi cuerpo asemejaba al de un fauno en un retorno del bosque.
La línea cruzada por la noche nos trajo el fuego, su lumbre nos devoró a los dos,
y aunque volví desde el infierno fértil de sus ingles,
tenía el dolor de regresar solo y abandonar el lado más dulce, el mar más certero.
De nuevo recordé su nombre…Beatriz…y me vino a la mente una frase del maldito Dante
mientras yo bajaba lentamente los escalones de su infierno…
Me ató a sus brazos, con placer tan fuerte, que, como ves, ni aun muerta me abandona.
Mi cuerpo asemejaba al de un fauno en un retorno del bosque.
La línea cruzada por la noche nos trajo el fuego, su lumbre nos devoró a los dos,
y aunque volví desde el infierno fértil de sus ingles,
tenía el dolor de regresar solo y abandonar el lado más dulce, el mar más certero.
De nuevo recordé su nombre…Beatriz…y me vino a la mente una frase del maldito Dante
mientras yo bajaba lentamente los escalones de su infierno…
Me ató a sus brazos, con placer tan fuerte, que, como ves, ni aun muerta me abandona.
f.
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