Emigra la verdad como las aves
J. M. Caballero Bonald
Y es entonces cuando en la ausencia miento,
abarco con mis manos las nubes
y encadeno, una a una,
todas las palabras que te nombran.
No seré nunca labor en el barbecho,
besana de tu cuerpo,
anhelo derritiendo la vela,
el remo que golpee la noche
cuando suene despacio un tañido de campana…
tan solo seré aire,
entrando y saliendo de tu boca.
f.
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