Miro mi reflejo en las lunas húmedas tras la lluvia.
No voy a nombrar más el frío aunque tenga la fiebre,
la que da ese estado de cansancio
que deja una larga noche de copas y cosas innombrables.
Cada paso que doy es una pérdida más
de la poca humanidad que me quedaba ayer.
Calles, avenidas, todas las luces apagadas,
me invade una gran tristeza,
es la hora en que ya no cabe más silencio dentro,
más soledad, más muerte...
y aún falta demasiado para ver amanecer.
f.
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