No hay verdad escondida en medio del amanecer.
He escuchado al viento como ha hecho enmudecer al mirlo.
Los árboles se han dejado, pacientes, zarandear por su ira.
He visto el mar, la mala mar, sus playas desiertas,
sus olas infatigables rotas en crestas blancas.
He sentido frío como si me mordiera de nuevo la nieve,
o me llamara la inconsciencia de morir entre las sílabas.
¡ohhh! siempre estoy en este punto de deshacerme,
de dejarme arrastrar por el paisaje...
siendo tan mortal como un pájaro
he sido a estas horas sin huella
la mirada perdida,
el paso intrascendente de un hombre solitario.
f.
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