Y la última vez que la vi a ella
estaba viviendo con un chico
que le da a su alma una habitación vacía
y a su cuerpo alegría.
L.Cohen
He escrito la letra de un réquiem
sin nombrar a dios ni a ciertas plañideras.
Asumo que mi vida es un error.
La tuya tiene los mismos signos de decadencia
y, sin embargo, sabes bien que vale la pena
estar prendido a ella, gozarla al máximo,
ser peón de todos sus instantes.
Traigo recortes de periódico de cuando era alguien importante,
¿sabes?, amarillean ya las fotografías
y en ellas, me parece raro pero escasea tu figura.
Te veo cercana aunque, a la vez, muy lejos de mí.
Te escapas de mis manos ante una mirada inquisitiva
y evitas que ni siquiera rocen mis labios tu piel.
Es cierto que la cama es demasiado pequeña,
el cuarto no es la suite que esperabas,
aunque se vea el mar como te gusta
y puedas escuchar las olas en mitad de la noche.
Es verdad que el hotel ha perdido alguna estrella con el tiempo,
pero es el mismo sitio que siempre me nombras.
Tal vez ni tú ni yo sepamos bien quienes somos ahora.
f.
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