Recojo los pedazos de la tarde,
el cristal donde la lluvia se remansa.
El invierno adereza las sombras,
trae nombres y cierto dolor de muerte.
Respiro hondo,
siento la urdimbre de la noche crecer sobre mí.
Límpida, la oscuridad
florece en azules astros,
nos limita la vida en los pequeños sueños
y en lo humano, una senda de lo cálido,
el palpitar de un corazón
cuando la soledad tiene una mirada de asombro.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario