Importa el viento en estos días fecundos de silencio.
Cerramos los ojos y soportamos al mundo caer sobre nosotros...
y en medio del otro, cuando la desnudez es mutua,
lo anónimo se hace vocablo y flor de almendro,
sin más preámbulos que el sabor a sal y el aroma a canela.
Es la hora de prender fuego a la noche
mientras invadimos la soledad
con las últimas palabras,
un hilo de luz que nos deja sostener la vida.
f.
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