Abro las palabras, es como soltar en una hora de silencio una algarabía de pájaros. Me siento bajo la lluvia y su murmullo, es lo perpetuo de este viaje de invierno. Miro en el calendario, apenas empezado, todos los rastros del tiempo los recuerdos y las emociones se plasman en días indeterminados, ya que en su cábala, van cambiando de número aunque el efecto en mi piel o en mi corazón sea siempre el mismo y yo, simple mortal, no pueda hacer nada más que con mis manos sujetar este cielo gris que se desploma incesante sobre mi cabeza.
f.
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