como tampoco el crepúsculo se ha llevado tus respuestas.
A veces creo adivinar en tu silencio
un reguero de incertidumbre que te asola
y te siento respirar tan cerca
que tarareo contigo una canción que no se llevó el olvido.
Cruzo el puente, no me da miedo el resto de la noche
ni acostarme contigo, ni acariciarte, ni hacernos el amor,
tal vez tu cuerpo tiene para mí ciertas razones
que todavía me hacen palidecer
cuando al recorrerte
siento de nuevo
lo que no se llevó el invierno.
f.
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