Me tizno de la esencia púrpura,
el anhelo de la distancia.
Contemplo el fuego, la avenida desnuda,
un hombre y su sombra
andando lentamente hacia la oscuridad.
Siento el latido que abre mi costado,
la marea que moja mis pies,
el quebranto de nombrar la luz,
la urdimbre del amanecer,
este caer sobre el corazón,
sudar la noche
y que una boca te pronuncie
con el quehacer de los verbos...
Siento el aroma de la despedida,
un ángel quemando con sus labios mi pecho.
Sé que hay demasiado veneno
en la mordedura de la serpiente...
f.
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