El hombre, si solo fuera un fértil valle de luz y de sombra
y no una cadencia de lumbre y de humo,
podría contemplarse en todos los espejos del agua,
desde un pequeño reguero dejado por la lluvia,
hasta el más profundo de los océanos...
en todas las nubes,
en la urgencia de las lágrimas,
en el filo azulado y oscuro de todas las tormentas.
f.
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