Camino por senderos metálicos,
escaleras que ahondan en mi interior
porque nunca puedo dejar de ser un edificio
derrumbándome
sobre un verso indefinido.
Cae sobre mí el cielo.
La noche turbada
entre las sílabas
que deshacen el silencio.
Hay en la oscuridad una mirada triste,
un reflejo de lluvia que siempre llega,
la caída insoportable de la niebla.
Tal vez me quede para siempre
absorto en la expresión de un anuncio,
contemplando pasar a mi alrededor
un pequeño mundo de sombras.
Lo que nadie sabe resguardar
es la parte que habla
de uno mismo sin tú saberlo.
f.
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