Poema XIX
Ya no le apetecía jugar al tenis,
ni comer espaguetis con albóndigas,
¿qué era todo ese pasado de blues,
de noches de clubs y amaneceres lluviosos?
Ahora se veía inmerso en un gran bosque,
una isla de árboles,
solo, él su único habitante,
con árboles de hoja caduca,
paseando en pleno invierno.
Dueño de un mundo donde nada se esperaba.
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