Poema III
¿Cuándo uno deja de ser uno y es otro?
No hay locura salvo la indiferencia.
Galopar en los días,
recordar las notas,
los dedos inflamados moviéndose solitarios,
nerviosos por no sentir en las yemas el suave marfil,
pero creando sobre la mesa la música,
porque ella sabe dejarse oír hasta en el mayor de los silencios.
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