CONCIENCIA DE CLASE
Divido a los escritores entre los que no escriben —mi padre, tornero fresador, era uno de ellos— y los que no saben vivir sin escribir —aquí pongo a mi maestro—: Quijotes ambos adentrándose por caminos sin camino, inmortales en su luz artificial y letra de imprenta, siempre destronados por la mejor página que han leído, siempre jóvenes y bellos pese al cruel tiempo de los días y la parca que nos asombra, siempre en un mundo que se derrumba. No prefieren la vida al honor ni por salvar la vida pierden la razón de vivir que escribió Juvenal. Me acompañan más por la actividad que por la creación, más por la práctica que por la obra. Con ellos sé de dónde vengo y adónde voy.
Con el resto, por mucho oficio que tengan en la vida y sus costumbres, no atacaría Troya, no la defendería.
David Mayor
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