Los vientos de ayer
para Léo Ferré
Los vientos de ayer
que a veces soplan a los ojos,
¿vienen del corazón,
esa pobre encrucijada, esa veleta
que ella misma proyecta de llanto en llanto?
Es posible que esos monzones que huelen la muerte de las cosas
(hablo de guantes, de cartas, de mariposas clavadas en un cartón,
de fotografías suavemente románticas)
vinieran de una vieja gaveta
vinieran de un abanico roto,
vinieran de todo lo que el corazón
instituye en la tierra
para sostenerse mejor, para defender su vacío ebrio de sangre,
del viento verdadero que se precipita por la puerta de los sentidos,
por la ventana abierta de tu amor asesino.
Julio Cortázar
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