El museo de Orsay es la estación perpetua donde esperarte.
Únete a mí, rodéame entre tus brazos,
recuérdame cuando no éramos más que palabras escritas con tiza,
y un sinfín de miradas y silencios.
Tráeme de tu mano el lado amable de Manet,
las flores rojas y silvestres de Monet,
la mirada oceánica de las mujeres de Renoir,
la tristeza indisoluble de los bares de Cezanne,
el dolor sin paliativos de Van Gogh
y el caballo verde que transforma el color del agua
en los pinceles de Gauguin.
Todas las estaciones traen trenes,
en esta viajamos tan lejos que todos son de largo recorrido,
aunque cuando te abrazo nunca podemos estar más juntos.
Únete a mí, rodéame entre tus brazos,
recuérdame cuando no éramos más que palabras escritas con tiza,
y un sinfín de miradas y silencios.
Tráeme de tu mano el lado amable de Manet,
las flores rojas y silvestres de Monet,
la mirada oceánica de las mujeres de Renoir,
la tristeza indisoluble de los bares de Cezanne,
el dolor sin paliativos de Van Gogh
y el caballo verde que transforma el color del agua
en los pinceles de Gauguin.
Todas las estaciones traen trenes,
en esta viajamos tan lejos que todos son de largo recorrido,
aunque cuando te abrazo nunca podemos estar más juntos.
F
No hay comentarios:
Publicar un comentario